Ahora que
los empleados públicos se ven atacados desde todos los flancos y tienen que
sufrir en sus carnes la demonización por parte de políticos, economistas de
nuevo cuño y una parte de la sociedad, voy a narraros un hecho del que fui
testigo.
El domingo
día 4 de marzo me vi envuelto de forma accidental en la evacuación de una
residencia geriátrica debido a un incendio que sufrieron en la cocina del Centro.
Viajábamos
hacia el río Tajo, dispuestos a disfrutar de una jornada de pesca, cuando mi
compañero observó que de una ventana salía abundante humo, detuvimos el coche y
mientras él avisaba al teléfono de urgencias 112, accedí al local que estaba invadido
por una espesa humareda, dentro se oían voces pidiendo auxilio, llegué al lugar
de donde procedía el humo y vi aparecer la figura de una mujer ennegrecida,
medio asfixiada, y con quemaduras en las manos, que lo único que pedía era que
le ayudase a apagar el incendio, como aquello ya era casi imposible con los
medios con que contábamos, cerramos puertas y nos dirigimos a las habitaciones
donde dormían los residentes.
La
señora era cocinera en la residencia, empleada del Ayuntamiento, una MILEURISTA,
supongo, como casi todos los empleados
públicos. Procedimos entonces a la evacuación de los usuarios, algunos de ellos
discapacitados físicos, con graves problemas de movilidad, al principio
solamente esa persona y yo con la inestimable, aunque poca ayuda que podían
prestarnos los ancianos que tenían movilidad. A las OCHO MENOS DIEZ apareció el
resto de la plantilla de trabajadores que estaban en turno que colaboraron
activamente en el desalojo.
Un
anciano se negó a abandonar la habitación hasta que no evacuásemos a su esposa,
que no podía andar y nos acompañó en todo momento hasta que la silla de ruedas
de ella llegó a la parte baja de la escalera.
Cinco
minutos después apareció el alcalde y personal del Ayuntamiento junto con la Guardia Civil , que
colaboraron activamente intentando apagar el fuego mediante el uso de
extintores y algo después llegaron una ambulancia del 112 y seguidamente los
Bomberos de Plasencia y Cáceres. La situación estaba bajo control.
Con
este relato de los acontecimientos pretendo desmontar algunos CLICHÉS que
gracias a los medios de comunicación y a la inestimable ayuda de algunos
políticos y empresarios de dudosa ética se le inculcan a la sociedad:
·
“El empleado público cobra mucho, es indolente, esquilma las arcas del
estado y no se implica en su trabajo por lo que no se le puede pedir más que lo
estrictamente reseñado en su convenio y además no cumple sus horarios”
·
“Los servicios públicos no funcionan, son
caros e ineficaces y la
Guardia Civil está sòlo para sancionar a los ciudadanos y
recaudar para las arcas del Estado”
·
“A
todos los políticos no les importa nada de su alrededor y viven ajenos a la
sociedad”
·
“el
amor se desvanece con la edad”
Como puede
verse, o al menos en este caso, no todo es como se nos cuenta y detrás de cada
ciudadano, cada trabajador, funcionario público, político, usuario de servicio
hay una persona que NO puede ser traducida a fríos números estadísticos.
Un abrazo a todos .-
Está muy bien que se conciencie a la sociedad de que todo no es como "la tele" nos cuenta. Pienso que desde las altas esferas se nos intenta inculcar la siguiente idea: La culpa de todos vuestros males la tienen los *** "rasos" (sustitúyanse aquí los asteriscos por políticos, funcionarios, agentes de las FyCdSdE, etc). De esta forma, se consigue que no se señale a los verdaderos culpables, es decir, esas mismas Altas Esferas.
ResponderEliminarUn saludo